jueves, 25 de febrero de 2016

DOCUMENTO HISTÓRICO 12.3.

TEXTO:

TRATADO DE PAZ DE PARÍS:


Artículo IEspaña renuncia todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos, los Estados Unidos mientras dure su ocupación, tomarán sobre sí y cumplirán las obligaciones que por el hecho de ocuparla, les impone el Derecho Internacional, para la protección de vidas y haciendas.Artículo IIEspaña entrega a los Estados Unidos la Isla de Puerto Rico y las demás que están ahora bajo su soberanía en las Indias Occidentales, y la Isla de Guam en el Archipiélago de las Marianas.Artículo IIIEspaña entrega a los Estados Unidos el archipiélago conocido por las Islas Filipinas, que comprende las islas situadas dentro de las líneas siguientes: (sigue definición de coordenadas del territorio filipino).Los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares (20 000 000 USD) dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones del presente tratado.
Tratado de Paz de París. 10 de Diciembre de 1898
COMENTARIO:




Se trata de una fuente histórica, jurídico y diplomático-político. El texto está fechado a 10 de diciembre de 1898, en París; es un fragmento del tratado de Paz entre Estados Unidos y España, por el que cesaron las hostilidades entre ambos Estados y la guerra por la posesión de los restos del Imperio español en el Caribe y el Pacífico. Se trata de una fuente primaria de temática diplomática y redactada por los representantes de ambos países reunidos en la capital francesa. Por parte española, firma Mª Cristina de Habsburgo, como regente y madre del heredero Alfonso XIII. El tratado va dirigido a su conocimiento público internacional y en especial a su difusión entre los pueblos de ambas naciones.

El contenido describe las condiciones de una rendición en toda regla de España, y sus artículos establecen el abandono de Cuba, que será ocupada temporalmente por Estados Unidos, y la cesión de a isla de Puerto Rico, las islas Filipinas y una serie de archipiélagos en el Pacífico. España, a cambio, recibiría compensaciones económicas (20 000 000 de dólares).

El documento nos pone en relación dos hechos: la decadencia de España en el contexto internacional con la derrota ante la nueva potencia (Estados Unidos); la importancia de la estrategia estadounidense de forjar un imperio colonial por el Caribe y el Pacífico a costa de una potencia de segunda fila como era en estos momentos España.

La guerra de los Diez Años en Cuba  Supuso el primer conato de independencia de la isla, que coincidió temporalmente con el Sexenio Democrático, la Monarquía de Amadeo de Saboya y no se finalizó hasta los primeros tiempos de la Restauración. En principio los pequeños y medianos propietarios de tierras y la clase media en general, solo aspiraban a una mayor autonomía que les permitiera adoptar decisiones acordes a sus intereses. Pero la insensibilidad española ante sus peticiones empujó a este sector hacia el independentismo. Ante esta situación, la salida fue la guerra que se prolongaría ante la ausencia de una salida negociada por parte de España, y el apoyo de EEUU a los independentistas (ya que sus inversiones en el sector azucarero cubano le hacían aspirar al control directo de la isla, sin el estorbo de España). Finalmente la ofensiva española con el liderazgo de Martínez Campos, puso fin al conflicto. Por la Paz de El Zanjón (1878) se concedió cierta autonomía a la isla.


Las consecuencias de la pérdida de las colonias fueron:
Ideológicas: Las pérdidas territoriales provocaron un gran impacto en la opinión pública. Los intelectuales explicaban este hecho por la decadencia de España debido al abandono de los valores tradicionales. Esta realidad tuvo su expresión más clara en la Generación del 98, marcada por un profundo pesimismo (Miguel de Unamuni, Maeztu…). Nació además el regeneracionismo, que explicaba la situación de decadencia española por  el ineficiente sistema de la Restauración, basado en la oligarquía y el caciquismo (su máximo representante fue Joaquín Costa). Económicas: la pérdida del aprovisionamiento de materias primas baratas como el tabaco y el azúcar y de los mercados coloniales. Como nota positiva se repatriaron a España muchos capitales situados en América, lo que permitió un gran desarrollo de la banca española. Políticas: España perdía del todo, el escaso peso internacional que ya tenía y se inició por ello, para compensar estas pérdidas, la penetración en Marruecos. Además, los nuevos líderes de los partidos dinásticos, Maura y Silvela (conservadores) y Canalejas (liberal), terminaron por asumir algunas propuestas regeneracionistas, que en lo esencial tampoco ponían en cuestión el sistema.

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