TEXTO:
ABRANTES:
No ambiciono el trono; estoy lejos de codiciar bienes caducos; pero la religión, la observancia y cumplimiento de la ley fundamental de sucesión y la singular obligación de defender los derechos imprescriptibles de mis hijos y todos los amados consanguíneos, me esfuerzan a sostener y defender la corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser perpetuada.Desde el fatal instante en que murió mi caro hermano (que santa gloria haya), creí se habrían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento habría sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora será el que no jure mis banderas, a los cuales, especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos cargos, cuando la misericordia de Dios me lleve al seno de mi amada Patria, a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión, la paz y la perfecta caridad. No padezco yo el sentimiento de que los católicos españoles que me aman, maten, injurien, roben ni cometan el más mínimo exceso. El orden es el primer efecto de la justicia; el premio al bueno y sus sacrificios, y el castigo al malo y sus inicuos secuaces es para Dios y para la ley, y de esta suerte cumplen lo que repetidas veces he ordenado.
Abrantes, 1 de octubre de 1833. Carlos María Isidro de Borbón.
COMENTARIO:
La fuente
es primaria porque es un documento histórico y circunstancial contemporáneo a
los hechos que describe; de contenido político ya que nos presenta el
Manifiesto de Abrantes proclamado por Carlos María Isidro de Borbón, hermano
menor del rey Fernando VII, en la ciudad portuguesa de Abrantes el 1 de Octubre
de 1833; dirigido a la sociedad española de la época.
La idea principal del documento es la justificación de
Carlos María Isidro a ocupar el trono de España a la muerte del rey
Fernando VII. En el Manifiesto afirma “no ambiciono el trono”, pero sí reclama
“la Corona” apoyándose en “la religión y en la ley fundamental de sucesión”, la
Ley Sálica vigente desde 1713, que establecía que las mujeres sólo podrían
heredar el trono si no había hijos varones, hermanos o sobrinos. La ley
fue suprimida en 1830 por Fernando VII al aprobar la Pragmática Sanción,
“una sanción ilegal”, según Carlos Mª Isidro, que le había apartado del trono
ya que permitía el acceso al trono de las mujeres.
Desde Abrantes, Carlos Mª Isidro declara que ha sido
fiel a su “caro” hermano mientras vivía, pero que considerará
“traidor” a todo aquel que no “jure mis banderas” y espera que todas “las
autoridades civiles y militares” y los “católicos españoles que le
aman” le apoyen en su reclamación a ocupar el trono de España en contra de su
sobrina Isabel. El testamento de Fernando VII dejaba como heredera del trono a
su hija Isabel, de tres años de edad, y como Regente Gobernadora a su esposa Mª
Cristina.
Al final del Manifiesto afirma que tendrán
recompensa los que estén con él, con “Dios” y con la “ley” y castigo los que
estén con Mª Cristina y Isabel. En octubre de 1833 se iniciaba la
guerra entre los partidarios de Carlos Mª Isidro al trono y los
partidarios de MªCristina y Isabel.
El
Manifiesto de Abrantes fue proclamado tras la muerte del Fernando VII (29
septiembre de 1833), por su hermano Carlos Mª Isidro reclamando el trono, y rechazando
la autoridad de la Reina Gobernadora Mª Cristina, madre de la futura Isabel II.
El Manifiesto inició un conflicto dinástico, la Primera Guerra Carlista
(1833-1840), que enfrentó a los carlistas, defensores del restablecimiento del
absolutismo, y los isabelinos o cristinos, partidarios del liberalismo. El
Carlismo arraigó profundamente en sociedades rurales y tradicionales contrarias
a los cambios que establecía un modelo liberal de Estado.
El
documento pertenece al IV núcleo temático “Construcción y consolidación del
Estado liberal (1833-1898); en concreto podemos situarlo en la Regencia de Mª
Cristina (1833-40).
Guerras
Carlistas.
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